Anamuya, el tesoro escondido de Este

El Salto de Anamuya / Foto: José Sillé

Ahí, en el poblado del mismo nombre, una comunidad que pertenece a la provincia La Altagracia, se encuentra el río Anamuya, donde muy probablemente más de medio país ignora que existe; pero ahí está, constituyéndose a sí mismo como uno de los tesoros más valiosos de la región Este del país, que ya brilla con sus majestuosos complejos turísticos que reciben cientos de miles de visitantes al año.

Nuestro país tiene muchos contrastes, porque a pesar de que hay reservas taínas, como el Ojo Indígena, que son sumamente valorados por su belleza, en la zona Este, Anamuya, que es un espectáculo de cascadas en cadena, se queda prácticamente reservado para los locales y lo que se percibe allí es que no se le rinde el tributo y el cuidado que merece.

Anamuya es un conjunto de piedras naturales, que sorprende bastante que aun estén ahí, que se visten de una corriente imparable que va descendiendo de charco en charco y lo que da la impresión de una escalera de cascadas en cuyas intercepciones, los bañistas se agrupan para pasar un momento de complicidad con la naturaleza, porque como si fuera poco, el ruido que la corriente produce, es una música relajante única y continua.

El Salto de Anamuya / Foto: José Sillé

Cuando usted va en dirección Higuey – Verón, por la «carretera vieja», justo antes de salir de Higuey, frente a la bomba de gasolina Shell, justo al frente inicia una autovía y desde ahí, todo derecho hasta atravesar el poblado, donde también destaca un centro correccional que no precisamente goza de buena reputación.

Luego de empezar una cuesta hacia lo alto y encontrar los distintos clubes de deportes extremos, escondido, en una calle que sorprende al conductor, ahí está el salto de Anamuya.

Llama mucho la atención que esta reserva no sea más valorada. Es hermosa, pero como que no recibe mucho cariño en algunos aspectos, porque no hay vigilancia, las personas que visitan hacen cocina sobre piedras o trozos de madera y dejan allí los desperdicios. Se pueden ver algunos perros realengos que aprovechan sobras de alimentos cocinados, pero algunos envases y bolsas plásticas, botellas de vidrio y residuos de comida son dejados sin el más mínimo criterio de que están maltratando un lugar que sería la envidia de muchos países. Hay un pequeño comercio que se desenvuelve con los visitantes, un colmado pequeño, una barra que en los días de semana está cerrada y alguno que otros «parqueadores» que viven ahí mismo con sus familias.

El Salto de Anamuya es de los lugares más hermosos que tanto los turistas de otros países, como nosotros mismos, podemos llegar a conocer. Ojalá sea tomado en cuenta y que su magia y esplendor tenga larga vida, ya que es naturaleza pura, muestra de que nuestro país siempre puede llegar a sorprendernos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: