No hay dudas de que el deporte extremo por excelencia de nosotros los dominicanos es dejar todo para última hora y aunque, esta vez, fue un binomio de peso pesado, Marbete-Cédula, hubo tiempo suficiente para hacer ambas gestiones, aclarando, por demás, que lo segundo, es gratis.
Aun recuerdo haber visto decenas de letreros por dondequiera, aconsejando ir a ‘sacar la nueva cédula’. Ni siquiera bastó la controversia del gentilicio para crear un recuerdo constante que nos impulsara a hacer esa diligencia de un momento a otro. Todos los afanes de época navideña parece que nos arroparon hasta lograr amnesia y hoy, como inevitable resultado, tenemos un corre-corre muy merecido.
Largas e incómodas filas. En la imagen, por ejemplo, correspondiente al centro de cedulación de Friusa en Bávaro, estaban a las 7am, prácticamente dos horas antes de empezar el proceso, casi al borde de un colapso, puesto que una escalera trasera fue descubierta para subir, de incógnitos al segundo piso, donde está la oficina y ésto generó, de inmediato, gritos y empujones de quienes estaban abajo, en el primer piso. En realidad, tenemos poca organización por parte de la Junta, para prepararse para estas cantidades de rezagados ciudadanos, pero es indiscutible que cualquier incomodidad vivida en la etapa final de un proceso de esta índole, lo tenemos, insisto, muy merecido.
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