
En pocos lugares de la ciudad capital se pueden percibir, el choque tan drástico de dos mundos totalmente diferentes como Arroyo Hondo. Qué curioso e increíble que lujosas mansiones colinden con comunidades de precarios sistemas de electricidad, agua potable, recogida de basura y lo que parece una serie de construcciones improvisadas en terrenos desnivelados. Mientras lujosas casas son, a tan solo unos metros, cuidadas por vigilancia constante, muchos de los cuales son hasta militares del otro lado del arroyo, la vigilancia es provista, únicamente, por Dios.